Un punto.

Todavía lo recuerdo.
Aquel punto.
Todo aquello era como...como...¿una burbuja?, se parece pero no exactamente. Ah! la cápsula del tiempo!!
Preocupado por demasiadas cosas que escapaban de mi alcance, pero era pronto para darse cuenta, era el momentos de soñar. Hablo de otro tipo de sueños. Lo que hoy tengo no son sueños (sólo uno) son metas, objetivos. Había tiempo para todo lo que creíamos importante.
Siempre entraba allí, y fijaba la vista en aquel punto, siempre el mismo punto. Las voces y las dudas del futuro se me acercaban, pero no era suficiente. Buscaba la manera de que el reloj dejase de jugar conmigo y el tiempo me diera un tiempo muerto. Allí planificaba las semanas, buscaba la manera para que el tiempo pasara más rápido, buscaba sólo lo mejor de cada semana. No importaba nada y a la vez todo era importante.
Desconocía los poderes de aquel lugar,  porque los tiene. No sabéis como ha pasado el tiempo. Tanto y tan rápido, que olvidé aquel punto. El otro día, mientras andaba desesperado por mi casa, se produjo el reencuentro. Era consciente de que las canciones eran una poderosísima arma para hacernos retroceder en el tiempo, desde hace unos días, también soy consciente de la capacidad de aquel punto.
Un simple punto. Todas aquellas reflexiones, ilusiones caducadas, premoniciones, todo se volcó sobre mi. Es como la arqueología del futuro, documentos del pasado que había olvidado que allí se guardaban. Es realmente increíble. Las puertas hacia el pasado. La diferencia, es que ahora no las cruzo a diario, las cruzo de cuando en cuando, ahora no las cruzo por necesidad, las cruzo por ocio, por gusto, por recordar todo aquello que me trajo hasta lo que hoy estoy viviendo. El presente será alguna vez el pasado del futuro.