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jueves, 11 de febrero de 2010

Retales ¿perdidos?

Cuantos kilómetros guarda esta mente...cuantas historias que aparentan un sin sentido...
Es como el que quiere volcar un rascacielos con una taladradora. Así funciono yo, hago un agujero y miro a ver que encuentro, con el riesgo de ver cosas que no me gustan. Voy dejando los agujeritos que mereció la pena abrir destapados, para que aquellos que quieran echar un vistazo, lo puedan hacer. Tapo los restantes con un pegotito de yeso, para evitarles a los demás un momento desagradable.
He de afirmar que el último me sorprendió. Como todos los demás. Al principio desistí, dejé de mirar porque me reflejaba, la luz era molesta para mi ojo; pero cuando me marchaba la curiosidad (la fe mueve montañas, la curiosidad continentes) me hizo darme media vuelta y ver lo que aquel reflejo ocultaba.
El ojo soltó un trozo de eso tan puro que tenemos, el alma. La lágrima, tras recorrer toda la cara, llegó al suelo.
Había pequeños grumitos de una sustancia un poco misteriosa, entonces uno se acercó al agujerito y salió...comenzó a flotar, comenzó a tentarme. Yo quería tocarlo, y él lo sabía, pero...¿debía? Sí, porqué no.
Lo toqué. Desordenadas que flotaban sensaciones y rodearon me. Estaban por todos los lados. Fue, como una explosión de las buenas. Desconocía que las sensaciones fueran capaces de agruparse unas dentro de otras. A la de tres, todos los grumitos se acercaron a mi...
Volvió de repente aquellas canciones con las que yo jugaba a soñar, a representar mi futuro.También volvió la sensación que me producía aquel juego, una mezcla entre angustia, inquietud y bienestar. Tal vez por lo rápido que pasaría el tiempo, sin que yo pudiera hacer nada, por no saber lo que de verdad me deparaba el futuro. Volví a ilusionarme por las cosas de entonces, porque todavía ahora me ilusiono, de manera más cauta, más adulta. Volvió esa luz especial que un día se fue de aquella calle, volvió el clima de mayo, ese aire caliente que acaricia mi rostro, que me da lugar a pensar que todo se está terminando. También encontré la sensación esa que todos tenemos cuando las cosas salen bien, cuando pasa justo lo que debe de pasar. Aquellos momentos de recreo, a las 8:10 en la esquina; aquellos entrenamientos más serios. Aquel amigo, que un día nos enseñó que la amistad que acaba nunca empezó...amistad, tantos que la nombraron en vano. Es la única manera que he encontrado de luchar contra el tiempo, porque es la única capaz de resistir sus avances. ¿Quieres vivir? tiendele tu mano a alguien. Esa sensación también volvió...a decir verdad creo que nunca se marchó. Como pesaba el reloj en las clases, una mirada cómplice, un comentario, una barbaridad era la forma de sobreponerse...creían que no estábamos preparados y acabamos riendonos en la cara de todos los profesores que pensaron eso...
Me desperté en aquel viernes, tumbado en la cama, la siesta se había terminado, me había dormido con aquella canción que seguro algún día me traería recuerdos;
viernes 3 de mayo de 2002...acababa de soñar con mi futuro, soñé que encontré todas las sensaciones que por aquel entonces me hacían sentirme vivo...soñé que encontraba la habitación de los retales, la habitación de las sensaciones guardadas...no perdidas, guardadas.
Hora de irse, éstos estarán haciendo algo por ahí...


Para todos los que un día fui importante, me dividiré en partes iguales... 

2 comentarios:

Anna dijo...

Mee ha gustado muuucho.
Bueno, pues iré leyendo y comentando lo que escribes :)

Creo que me encantaría encontrar la habitación de las sensaciones guardadas. (tal vez yo las tenga olvidadas..)

Andrea dijo...

Lo llaman, dependiendo del interlocutor, imaginación o fantasia, a veces copia o manuscrito. Pero todo depende de quien lo diga...Ahora la función es tuya, ponerle el nombre que quieras.
Un beso grande! :)