Desde aquellos lugares desde donde emerge la tranquilidad, acompañado por un fino movimiento de hojas, emerge también la sensación del poder, del deber, del querer, del saber. Todo va intrínseco en unos valores absorbidos por una cantidad ingente de personas. Es hora de hacernos presos de la melancolía, de echar la vista a tras, de oírnos o mejor dicho de escucharnos. Nunca hacemos caso a ese fino hilo de voz que se escucha o mejor dicho se oye.
Haz caso. Si alguna vez tuviste confianza en algo de lo que hacías, era la misma voz la que te apoyaba. Basta que un grupo de iletrados digan que “no” para que te lo creas y abandones. Joder, que fácil para ellos. Hare mía una frase, “el éxito va de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. No podemos permitir que nuestro deseo se apague como un sueño platónico poco a poco con el paso de los años, no estoy dispuesto. Creo en la gente que me rodea. Hay algo más fuerte que la fe, e incluso me atrevería a decir que la curiosidad…la ilusión, es la que lo puede todo. Miles de muros, de ignorantes, trataran de ir arrebatándotela por el camino, pero para eso estoy yo, ese hilo fino de voz, que os recuerda que todos los caminos empiezan igual, por muy largos que sean. Vamos a ser consecuentes, adultos. Vamos a administrar este desafío como habíamos soñado hacerlo, vamos a querer conseguirlo. Cuando en el exterior todo sea ruido y desconfianza, dejare salir mi voz interna para aislarnos en nuestra burbuja. Dicen las estadísticas, que tendemos a hacer caso a un dato en contra que a 5 a favor…como somos. Yo desde luego, caminare, solo o acompañado, pero mi meta esta lejos, lejísimos, y debo continuar… ¿te vienes?...estas a tiempo.
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