Había que ser un poco cabrones...

No es fácil reemplazar al sol y mucho menos convertirse en uno. Debe ser super gratificante alumbrar miles de historias que merecen la pena ser contadas. Aunque la codificación también entra en estos aspectos. Podemos verlo...o más bien, no podemos. Porque fue como un choque lo que la palabra "sektarios" produjo en mi mente. Igual que nosotros. Había que ser buena gente, pero con eso no era suficiente...había que ser un poco cabrón o de lo contrario estarias fuera. Nos convertimos en dependientes unos de otros. Pero no dependientes de esos que se esconden detrás de un mostrador. Era como recibir una invitación, "ha sido seleccionado para ocupar una de las plazas, de existencia limitada, dentro de nuestro grupo, esta invitación es personal, intransferible e irrechazable, le esperamos con entusiasmo para comenzar las aventuras que le marcarán para el resto de su vida". Y así es como entré. Lo bueno, es que tienes su aprobación, su permiso, para tener tu historia paralela, para acercarte y convivir, equivocarte y voler. Tenemos la opción del borrón y cuenta nueva. Primados por nuestras ambiciones, con un listón muy alto y marcado a edades demasiado tempranas. Obligados a seguir llevando el peso, la responsabilidades, de las personas en las que un día aceptamos convertirnos...y creo que a nadie le gustaría que cambiasemos, ¿no?

Es preciso, seguir brillando, seguir con lo que empezamos. Sueños que un día fueron capturados por el frío y que consiguen mantenerse intactos, cada invierno vuelven y mi piel reacciona...No es excusa estar cansado, pues la ocasión SIEMPRE lo requiere.

POR NOSOTROS